Su labor debe ser la correcta, ya que, de él dependerá el aprendizaje del caballo. Empecemos por su primera función; el criador debe saber durante cuánto tiempo la yegua puede amamantar al potro. En el caso de que la yegua vuelva al estado de gestación, destetará antes a su cría. Aproximadamente un mes antes del destete, sea cuando sea, es recomendable separar a la yegua y al potro en las horas de ingesta, el objetivo de esto es que el pequeño se acostumbre a buscar la comida por sí solo sin depender de la yegua, que aprenda a comer.

Una vez superada la “independencia” del caballo respecto a su madre, comenzará una tarea laboriosa para el criador, que consiste en hacerle aprender a andar detrás suyo (ramalear). Esta práctica se suele realizar cuando el potro alcanza su primer año de vida. Junto a esta, es también muy importante acostumbrarle a ser atado. Estas pautas otorgarán un vínculo entre el caballo y el criador.

 

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